Blogia
Bienvenido a Pablo Cine

El Acorazado Potemkin

El Acorazado Potemkin
   Rusia, 1905. Durante el conflicto que enfrenta a los japoneses y a los rusos, los marineros del Acorazado Potemkin se rebelan... Basada en hechos reales, esta película está dirigida poer el padre del cine ruso Sergi M. Eisenstein. Aunque hay que reconocer que es un trabajo propagandístico, no por ello deja de ser una obra maestra, y en donde el gran cinesta ruso, logró una clase magistral sobre el montaje en el cine, la famosa teoria del montaje sobre la imágen, con un movimiento de cámara y una narración extraordinaria, con esa escena mítica de la escalera de Odessa. Es pués, una película fundamental en la historia del cine, y que por supuesto estará siempre en todas las listas de las mejores películas de la historia del septimo arte.
 
Matrícula de Honor.

2 comentarios

Whoisxiri -

Gran película, pasan los días y sigue inspirando a nuevos artistas

Ejemplo de ello, lo encuentramos con esta metáfora entre formato analógico vs digital

Battleship Potemkin (Atari 2600 Remix with Microchip)

Luc Hamill -

Desde mi humilde punto de vista, esta película logra la integración de la ficcionalidad y la documentalidad; construyendo una historia ficticia, con una secuencia narrativa para conseguir la atención del espectador, basada en un hecho histórico que Eisenstein pretende reproducir con la mayor fidelidad posible.

En el primero de los cinco capítulos en que está dividida la cinta, el director utiliza una sucesión de primeros planos de miembros de la tripulación y de elementos simbólicos como un plato donde puede leerse “Gracias por el alimento de cada día”, y es que los textos y los planos destacan por una importante carga ideológica. Pero es en la escena de la escalera de Odessa donde el simbolismo ocupa su lugar para ilustrar el despertar de la revolución a través de una imagen muy representativa en la que aparecen dos grandes leones de piedra. Esta secuencia es una obra maestra del montaje, dada la violenta consecución de planos.

En el final se dibuja un encuentro reconciliador con el que Eisenstein ilustra el triunfo de la revolución, que a mi me parece que da a la cinta un aire de utopía.