Gilda (1946)
Gilda: Tú me odias, ¿verdad?
Johnny: No tienes idea hasta que punto.
Gilda: El odio es una emoción muy intensa, ¿no lo has notado?. Muy intensa.
Yo también te odio. De tal modo...que creo que voy a morir, cariño. Creo que voy a morir de odio.
Mítica película de género negro y en donde un guante, una canción y sobre todo un bofetón, hicieron de ella todo un icono del cine universal.
"Gilda" cuenta con un guión del norteamericano Marion Parsonnet "Odio y orgullo" ("My Forbidden Past") un escritor nacido en Nueva Jersey con muy pocas películas en su historial, puesto que donde más destacó fue en la televisión teniendo en su haber varios episodios de la multifamosa serie "Bonanza".
El encargado de dirigir la historia fue Charles Vidor "El cisne" ("The Swan"), un director con una carrera irregular, nacido en Budapest y que al igual que algunos de sus colegas como Michael Curtiz y Alexander Korda formaron una nutrida comunidad húngara en Hollywod en la década de los años veinte.
Asi pues, Vidor nos cuenta una historia magistral, una historia que surgió según dicen de la improvisación, pero que se conviertió en una película imprescindible. La acción nos lleva a Argentina, concretamente a Buenos Aires a finales de la II Guerra Mundial, para meternos de lleno en las conflictivas relaciones entre el propietario de un lujoso casino que sirve de tapadera a las actividades de un grupo nazi, su atractiva mujer, y su antiguo amante y al mismo tiempo el nuevo empleado del casino...
Magistral película, si señor, y todo un icono del cine negro americano. Una película que ya forma parte por derecho propio de estar en la galería de obras maestras. Cuenta con escenas sublimes y jamás olvidadas por cualquier buen aficionado al cine, la famosa escena de la bofetada, el "striptease" de la protagonísta femenina, escenas de por si, escritas con letras de oro en las enciclopedias del cine mundial. Y que diálogos ¡vive Dios!. "Si fuera un rancho me llamaría Tierra de Nadie". "Las estadísticas demuestran que hay más mujeres en el mundo que cualquier otra...cosa". Diálogos de acero puro, diálogos para la historia.
Como historia hicieron sus dos protagonístas principales: Rita Hayworth "Salomé" y Glenn Ford "Los cuatro jinetes del Apocalípsis" ("The Four Horsemen of the Apocalypse". Rita es Gilda, y Rita es sin duda la película, donde interpretó un personaje maravilloso, un personaje que le marcó de por vida. Nunca hubo ni habrá otra mujer en el cine como ella, porque está inmensa, y de una belleza extraordinaria. Creando un personaje de gran carácter, haciendo y deshaciendo todo a su antojo. Tiene lo que quiere en cada momento, y lo que es más, no parece tener remordimiento alguno a su mala conciencia. Un personaje de verdad dificil de asimilar, porque amigos mios, yo creo que Dios fué el que creó a Gilda.
Gleen es Johnny Farrell, un tipo duro y apostador que parece incómodo bajo su traje, un aventurero en suma que toda su vida la ha dedicado a hacer trampas en el juego, y al final logra convertirse en el director de un casino de Buenos Aires, pero eso si, siempre vigilado por un tercer personaje. Este es George MacReady "Senderos de gloria" ("Paths of Glory") como Ballin Mundson el marido de Gilda y el dueño del casino, todo un cerebro de rostro impenetrable que lleva un bastón con estilete, y al que le gusta espiar a sus clientes y socios desde una habitación en la sala de apuestas. Los tres formando un triángulo amoroso haciendo avanzar aún más la trama.
Una extraordinaria trama fotografiada magistralmente en blanco y negro por Rudolph Maté "Lady Hamilton" ("That Hamilton Woman"), un reconocido director de cine y fotografía nacido en Hungría, y en donde desarrolló una cómoda andadura dentro del cine norteamericano a partir de la segunda mitad de la década de los años cuarenta. Con cerca de una treintena de títulos, y en esta soberbia historia creando unos fotogramas de verdadero maestro, porque será muy difícil que nadie pueda hacer un trabajo fotográfico tan asombroso con una actriz, como lo hizo este cineasta, plasmando las imágenes con una belleza tan excepcional como arrasadora.
Y arrasadora es la música creada por el compositor estadounidense nacido en San Francisco, Hugo Friedhofer "La historia más grande jamás contada" ("The Greatest Story Ever Told"), un compositor que comenzó a tocar el violonchelo a los 13 años de edad y acabando como uno de los grandes violonchelistas de la Orquesta Sinfónica Popular de California. Y aquí insertando fragmentos orquestales de factura vanguardista y aportando dos versiones exclusivamentes hechas para la Hayworth, una "Put Blame On Mame", una canción original donde Rita inicia un sugerente "striptease", la otra "Amado mio", un tema de época, el cual canta al final, sentada en la barra del bar y acompañada de una guitarra, repite esta vez con su propia voz, la otra fue doblada por la cantante canadiense Anita Ellis.
En fin, una de las obras míticas del cine más renombradas, que sigue manteniéndose viva pese al paso del tiempo, haciendo de esto que no haya perdido ni un ápice de su encanto, sino más bien que lo ha ido adquiriendo con el paso de los años. Porque nunca hubo una mujer, como Gilda o lo que es igual, como Rita. Matrícula de Honor.
A modo de curiosidad, la crítica recibió escandalizada la película y se produjeron muchas anécdotas, sobre todo en la España de Franco, como la de pintar los enormes carteles que colgaban de los cines con la figura de la actriz alegando la inmoralidad del vestido de la misma, que enseñaba más que tapaba.
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