Horizontes de grandeza
"No pienso pasarme la vida mostrando mi valentia".
Un grandioso western, dirigido por otro grandioso director com era William Wyler, y en donde nos cuenta una historia épica y grande: el conflicto entre dos familias, y sus luchas particulares en medio del salvaje Oeste. ¡Qué película!, pero de las buenas, de las de "sombrerazo", pués ya desde el comienzo sabes que estás ante una obra maestra, con esa música del genial Jerome Moroos, y esa fenomenal fotografía de Franz Planer, llenando esa pantalla en cinemascope, con las ruedas de esa diligencia, que te lleva hacia esos horizontes de grandeza. Para mí, es una de las películas del oeste, que más me han impactado, porque Wyler no escatimó en nada, es una película que representa (como un buen amigo mio me dijo en su dia), la quinta esencia del western, porque es grande en su dirección, grande en su historia, grande en su envergadura, grande en todo de todo. Con unos actores más grandes aún (soberbios), con ese Gregory Peck, que viene del Este, para casarse, con una cultura y unos ideales muy diferentes a los que se encuentra, y ese Charlton Heston, duro como el acero, pero con sus sentimientos personales a cuestas, y Jean Simons y Carroll Baker (bellísimas), como esos paisajes. Pero me direis. ¿Qué pasa Pablo, con la pelea?. Ay, amigos mios, una pelea mítica (para la historia del cine). En fín, un peliculón, donde todo, pero, absolutamente todo es GRANDIOSO (si con mayúsculas). ¿Qué no la habeis visto, todavía?. Pero bueno a que esperais, a verla pero ahora mismo, porque esto no es cine, esto es una bendición de Dios. Matrícula de Honor.
"Horizontes de grandeza", en 1958, estuvo nominada para dos óscars: al mejor actor secundario, óscar que obtendría el extraordinario Burl Yves, y a la mejor banda sonora, pero se lo llevó inexplicablemente, Dimitri Tiomkin por "El viejo y el mar" (cosas raras que pasan en esta vida).
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Pelé -